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Memorias del Festival



Azumah Nelson estuvo de visita en Chocó


- Azumá se parece a mi papá - dijo Miguel, el más pequeño del grupo, mientras apuntaba la pantalla con el dedo medio de su mano derecha.


Risas momentáneas en la cancha Los Rosales de Quibdó. El más escuálido de los niños que formaban parte del público, comparaba a su progenitor con el protagonista de la película animada: el boxeador Azumah Nelson, uno de los hombres más importantes en la historia de Ghana.

Lo que menos importaba en ese momento era si la pronunciación del nombre era la correcta. Ese comentario ingenuo y gracioso, significaba mucho. Valía oro para Wilfrid Massamba, director del Quibdó Africa Film Festival, quien contemplaba la escena con inocencia.

Riendo a carcajadas, como si fuera un niño más, Massamba era un sinónimo vivo de felicidad. Cuando incluyó el filme animado del ghanés Nii Ofei-Kyei Dodoo en la programación del Festival, tenía claro que el personaje y la historia calarían en el corazón de las niñas y los niños quibdoseños.


“Los niños son un público muy importante para el Quibdó Africa Film Festival. Ellos constituyen un semillero que debemos nutrir año tras año. Por eso, la importancia de elegir películas que los hagan sentirse orgullosos de su etnia y su región”, explicó Wilfrid.


Minutos después, reinó el silencio. Sólo había ojos y corazón para Azumah, el héroe de Ghana. Siendo honestos, Quibdó estaba lleno de Azumahs infantiles. Niños y niñas que, pese a las carencias, aprendían a temprana edad la importancia de perseverar y luchar sin descanso para hacer realidad los sueños. Era inevitable pensar que, dentro de unos años, cualquiera de ellas o ellos podía convertirse en un gran deportista y llenar de orgullo a su ciudad, tal como lo hizo Nelson. De ahí, el ingente interés de Massamba en que conocieran su apasionante historia.


Diversión y empoderamiento


Luna llena, brisa tímida en el ambiente. La pelea boxística de Azumah anunciaba el arribo del clímax de la película. Algunos pequeños aplaudieron para darle ánimo. Otros, le expresaban su admiración.

Una escena mágica y conmovedora, tomando en cuenta que la historia de vida del boxeador no era muy distinta a la de muchos chocoanos: Samuel Azumah Nelson nació en Accra el 19 de julio de 1958 y era hijo de un sastre y una comerciante de madera. Fue el primero de seis hermanos y comenzó a trabajar desde temprana edad como vendedor de cocos y ayudando con las responsabilidades cotidianas a conocidos y vecinos para contribuir económicamente en su hogar.


- Cuando sea grande, quiero ser boxeador como Azumá- expresó Vicente, el niño más alto del grupo.


A diferencia del comentario de Miguel, nadie se burló. Todos los niños de Quibdó sabían que él soñaba con ser futbolista o boxeador cuando fuese adulto. La película de Nii Ofei-Kyei Dodoo era una motivación poderosa. Tanto Azumah: el héroe de Ghana (2018) como las demás películas infantiles

seleccionadas para la 4ª edición del Quibdó Africa Film Festival perseguían dos fines concretos: divertir y empoderar a partir de estrechar lazos entre el continente madre y el Pacífico colombiano.


“La historia de Azumah Nelson es la historia de muchos chocoanos que no se detienen pese a los obstáculos y alcanzan sus metas. Las niñas y los niños de este lugar deben conocerla para descubrir su poder interior y enorgullecerse de ser afrodescendientes. Lo bello del cine es que nos permite descubrir que la realidad socio-cultural de Ghana no es distinta a la de Quibdó, independientemente de la ubicación geográfica”, comentaba Massamba mientras supervisaba la calidad del sonido.


En la pantalla, Azumah cayó al suelo. Tristeza en algunos rostros, molestia en otros. Pero nadie dudaba de que volvería a levantarse.


Triunfo anhelado



Lo sucedido en la cancha Los Rosales ese 15 de septiembre de 2022, era muy importante para alimentar la razón de ser del Quibdó Africa Film Festival. Después de la pandemia, retornar a la presencialidad significaba mucho más que un encuentro físico.

“Regresar a Chocó después de enfrentar la cuarentena y tener que aprender a relacionarnos en espacios virtuales, nos exigía planear un Festival muy especial y cercano a la gente. Se trataba de celebrar el placer de disfrutar el presente y entender el cine como un puente entre dos culturas”.


En términos de números, el balance era satisfactorio: cada una de las exhibiciones de cine animado, contó con la asistencia de 65 niños. El regreso del Festival a Quibdó fue un regalo.


“Es una cifra esperanzadora. Uno de nuestros objetivos a mediano plazo es contribuir a la formación de públicos y la población infantil es prioritaria para lograrlo. Tenemos un desafío para la 5ª edición, pero los resultados obtenidos nos llenan de energía y mucha creatividad para planear lo que viene”.


De pronto, antes de que el conteo regresivo culminara, Azumah volvió a pararse. Los ojos volvieron a sonreír.


- ¡Azumá, Azumá! - coreaba un grupo de niñas.


Acto seguido, dos derechazos bien propinados. El oponente no tuvo tiempo de reaccionar. Chiflas, aplausos fugaces. Controlando el sonido, un Massamba henchido de dicha. Sus ojos miraban con el cariño de un abuelo.


“Después de hoy, las niñas y los niños que están aquí no olvidarán la historia de Azumah Nelson y seguramente, como lo fue él para la historia de Ghana, muchos de ellos se convertirán en personajes claves de la historia de Quibdó en el futuro”.


El tercer derechazo. El contrincante cayó al suelo. 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1. Para celebrar el triunfo, Miguel se levantó e imitó los movimientos del boxeador. Risas momentáneas en la cancha Los Rosales de Quibdó.


- Azumá pelea como mi papá- añadió el pequeño.


Las carcajadas al unísono permitían afirmar que, cuando fueran adultos y la vida les propinara varios derechazos, traerían a la memoria al gran Azumah Nelson, para volverse a levantar y pelear por sus sueños.

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